viernes, marzo 28

BAILE RURAL




Llaullauquén tiene dos carnicerías, fundamentales para componer la fatal caña de los asistentes al Polo Pob, por excelencia el antro de diversión en este mundo rural que cada noche de sábado enciende las pasiones campesinas de centenares de almas que se estremecen cuando el neón indica que la discoteca abrió sus puertas y -lo más importante- que el bar está nutrido principalmente con ron, pisco y cerveza.
Pero recién son las once y media de la noche y falta que llegue el amo y señor del entretenimiento en este pueblo de poco más de 500 habitantes. Italo Hipólito Soto -su nombre original- salió hace diez minutos y nos dejó encargado el local. Siempre hace lo mismo. Una hora antes de abrir el negocio aborda su camioneta y recorre los casi quince kilómetros de ripio que separan Llallauquén de Las Cabras, pueblo que bautiza a toda la comuna, donde habita un personaje clave para el normal desarrollo de la jarana. Con poco más de 30 años, Juan Carlos, alias Juan Carlitros, hace las veces de guardia de la disco, eso por lo menos hasta que su condición mental se lo permita. Lo primero que hace luego de bajar de la camioneta es mostrar orgulloso una botella de gin que porta bajo el brazo como un tesoro. "Ustedes deben ser los amigos del polito", nos dice, olvidando que estuvimos juntos dos meses atrás en una maratónica jornada de carrete. Todavía no abrimos y ya siento que el ambiente se está golpando de energía positiva. Aquí todos andan alegres, lejos del cemento citadino. Sucede que es muy distinta una discoteque en Santiago, donde sales y te encuentras con semáforos, edificios y sombras duras, a una en esta zona de Rapel, donde nada más abandonar la pista de baile puedes decidir si te aproximas al lago o sales al camino de tierra, con una lúgubre iluminación. A pesar del abundante alcohol, los que estaremos detrás de la barra decidimos separar dos botellas de ron del resto de la mercancía, porque sabemos que en este lugar botella abierta es botella muerta y no estamos dispuestos a pasar sed.
Cuatro grupos de jóvenes ya han golpeado la puerta y han preguntado si vamos a abrir luego, sin embargo, debemos cumplir la hora de apertura que es precisamente en cinco minutos. "Somos de Valpo", comenta el que "la lleva" en el primer contingente de ocho personas, cuatro parejas porteñas que en cuestión de minutos se acomodan en el Polo Pub a beber cerveza y comentar lo "agradable que resulta estar lejos de todo". Pienso que más bien en este lugar estamos cerca de todo, al menos de todo lo necesario para pasar una noche íntegra y tranquila, porque a pesar de los abundantes decíbeles que invaden cada rincón del local, estamos en un sitio silencioso, donde la humildad de los comensales y la parsimonia al hablar convierte los diálogos en deleites para el afuerino.
Polo es de Rancagua, vive en Santiago y viaja cada sábado a abrir su discoteque. Por lo mismo presenta una ambiguedad de origen, pasando a ratos por un santiaguino clásico que se confunde con la paz de un auténtico llallauquenino. Pero dentro del Polo Pub parece desdoblarse y se relaciona con todos los clientes de la misma forma, con una atención persona a persona, porque sabe -además- que lo que más les gusta hacer es consumir y será muy paradisíaco el lugar, pero sigue siendo su negocio. A ratos creo que nuestro abundante consumo lo daña económicamente. Justamente pienso en eso cuando se acerca a la barra un muchacho pidiendo una pequeña rebaja para comprar una botella de ron, que finalmente queda en ocho mil pesos. Juan Carlitros apenas ve la botella apoyada en la barra se acerca y charla con el comprador que en pocos minutos vacía parte de la botella en un segundo vaso que le extiende a su nuevo interlocutor, sabiendo -por supuesto- que es el guardia del local. Con el correr de las horas, Juan Carlos simplemente deambula por la pista de baile y vuelve a la barra varias veces hasta vaciar la botella de ron y demostrar claramente que ingresó a una dimensión etílicamente compleja.
La música sigue sonando, a cargo de Sebastián, quien -a sus 19 años- viaja todos los fines de semana desde su natal Curicó para sumarse al staff de Polo Pub. Aunque repite algunos temas, los entendidos dicen que tiene buena mano para las mezclas, aunque el polito se queja de que cuando se cura, los cortes son desastrosos. Sebastián pone los discos desde una tarima que domina toda la discoteque y -no podía ser de otra manera- mantiene siempre un vaso lleno junto a los equipos, mientras se mueve rítmicamente con los más diversos estilos. "Nunca tenemos que proyectarnos en cómo va a estar la noche, prefiero que sea una sorpresa, porque a mí me importa que me paguen y si no llega nadie no me pagan", cuenta. Lo normal, agrega, es que cuando no llega nadie -cuestión que raramente ocurre- el Team se vaya a la disco de Pichidegua, distante unos 30 kilómetros, y cierre el Polo Pub. Es decir, no porque el negocio no marche se va a ennegrecer una noche de sábado. Un hombre indispensable para remojar las gargantas campestres es Henry, también conocido como Ingrid, no por indefinición sexual, sino sólo por "hincharle las pelotas", explica el Polo. Él también es de Curicó y su misión es servir los cientos de tragos en los ocho metros de barra distribuidos a lo largo del pub. Es el único que se produce para salir a escena, con coloridas camisas y -a veces- incluso con corbata. Ya son las tres de la mañana y el staff está algo bebido. Hemos bajado varias botellas de ron y es precisamente en ese minuto que Henry se quiere lucir. "Te voy a preparar una cucaracha", amenaza, y en pocos minutos tengo frente a mí un vaso en llamas con una bombilla. "Tienes que tomarlo rápido, antes que se apague y antes que se queme la pajita", me advierte Henry, y yo, muy obediente, me devoró el licor que, a estas alturas, me derrite la garganta y me acerca un poco más a la dimensión inaugurada algunas horas antes por Juan Carlitros. Algo mareado conversó con Sebastián, le pido temas y a ratos bailo suavemente en el medio de la pista para luego regresar a la barra, con la velada intención de proteger nuestras botellas. Aunque no hay más de 50 personas en el pub de 800 metros cuadrados, me parece que está lleno. Y...claro, estas 50 personas son el diez por ciento del pueblo. Con ese dato, me imagino una pista de baile gigantesca con el diez por ciento de la población de Santiago danzando en distintas direcciones. Me quedo con el Polo Pub y estas 50 encantadoras y sencillas personas.
Quedan 20 minutos para cerrar el local. Eso lo sé porque Henry empezó a servir los copetes en vasos plásticos, cuestión que facilita la salida de los más porfiados que siempre quieren terminar el trago antes de abandonar la disco. Así, Polo no pierde vasos de vidrio y tampoco pierde plata, puesto que el último trago se sirve hasta segundos antes de cerrar, porque -como hemos dicho- negocios son negocios. Del staff, casi todos duermen en la casa adyacente a la discoteque, excepto Juan Carlitros, cuyo contrato de palabra contempla recogerlo cada sábado y llevarlo de vuelta a Las Cabras cada madrugada de domingo, casi siempre en estado catatónico, transmitiendo con lo bien que se portó la gente esta noche, o lo controlado que estuvo el consumo, cuando todos sabemos que él fue uno de los que más de descontroló. En un minuto el sueño, mezcla de embriaguez y cansancio, nos invade, pero afortunadamente ya estamos de vuelta en el Polo Pub.
A la mañana siguiente, pasamos a buscar al carnicero para que abra su almacén y nos venda algo para el componedor asado que compartiremos hasta media tarde. Increíblemente, en el camino nos encontramos con Juan Carlos, con rostro demacrado, camino a un partido de fútbol. En mitad del asado, reaparece. Se niega a comer, porque dice sentirse mal, pero agradece una copa de vino, mientras revive con abundantes errores, propios de la mediana conciencia, la jornada anterior. Así nos despedimos del encantador Llallauquén, sobre la camioneta de polito, cargada con cientos de botellas vacías, vestigios de que por lo menos el negocio estuvo bueno y de que estamos en condiciones de regresar, cuando el brillante neón rural nos vuelva a decir: "Bienvenidos al Polo Pub".

viernes, diciembre 7

¿Me va a llevar en cana?

“Me dicen que hay la tremenda fila de hueones, esperando para entrar”. Zavala estaba preocupado, porque el recital de Tonino Carotone y sus teloneros estaba a punto de empezar. Eso en el papel, porque en rigor empezaría bastante más tarde. Bebíamos unas cervezas de buena calidad Clau, su hermana, Zavala y yo. El penúltimo seguía nervioso y apuraba al grupo para que saliéramos luego rumbo al recital que –dicho sea de paso- sería a tres cuadras.
Terminamos las cervezas, excepto Clau, que salió de su casa con el metal pegado a su mano y media chela aún en su interior. Bebía a sorbos pequeños, disfrutando de una noche que incluso nos regaló tibias gotas de chispeo ambiguo.
De pronto, Clau me dice: “Oye, están los pacos allá, ¿qué hago con la chela?”. Sin siquiera haber fumado hierba, mi respuesta fue terrible de relajada, no obstante haber tenido una experiencia casi canera con pacos por consumir sustancias en la vía pública. Clau apretó el envase y lo tapó con su mano izquierda. “Parece bebida”, dijo.
Seguimos caminando, pasamos junto a los pacos, cruzamos la calle. Estábamos llegando, cuando una voz de mediana autoridad nos detuvo: “¡Señorita, deténgase!”. La interpelada fue la última que cachó que el paco la venía siguiendo; su hermana vio toda la escena desde otro ángulo y la narraría más tarde (“supe mucho antes que el paco venía por ti”).
“¿Qué cree usted que va a ocurrir ahora?”, le preguntó el hombre de verde y ella sólo atinó a responder “me va a llevar en cana”. Fueron pocos minutos, pero Clau creyó que pasaban horas mientras le tomaban sus datos, amedrentándola a cada momento. En resumen, la amenazaron con la multa de 1 UTM ($32.000) y la citación al tribunal, pero no concretaron nada de nada. Se llevaron sus datos en un papel blanco ordinario que vale hongo y la dejaron ir.
Compramos las entradas y caminamos hacia la enorme fila. Clau lamentaba que todavía le quedaba media chela en el envase cuando apareció la ley, mientras entre la muchedumbre comenzaban a aparecer las de litro y los pacos emprendían la retirada.

ERRECÉ

lunes, octubre 22

EL ACTOR SICÓPATA




Los chats y los teléfonos celulares (y me atrevería a decir que la tecnología en general) están jugando en contra de la verdad y lo continuarán haciendo. Somos capaces de manipular toda la realidad a través del teléfono móvil como decir “voy llegando”, cuando recién vamos saliendo, o “estoy en un taco”, cuando respondes en mitad de una maldad.
Otrora, cuando la única forma de comunicarse a distancia eran los teléfonos fijos, quien llamaba al menos tenía la certeza de que estaba marcando a un lugar específico y no a la suerte del dueño del teléfono móvil que hoy tiene la facultad de responder o no tras haber mirado el nombre del marcador en la pantalla del aparato.
En el chat pasa lo mismo, se puede responder o no, te puedes cambiar la identidad, la imagen para mostrar, y así travestirte de las formas más insospechadas.
Suelo poner una imagen aleatoria cada día, casi siempre de mujeres hermosas, en la ventana de mi chat. La semana pasada, un amigo de esos intermitentes, pero buenos, quien no me contactaba por chat prácticamente nunca, me habló: “Hola, ¿quién eres?, sólo sé que eres linda”. Ya que me dejó la pelota dando bote, le seguí el juego, y mi compadre comenzó a embelesarse con esta hermosa chica con rasgos orientales, y empezó a mentir, cuando yo (ella) le decía “Mmm, ya sé de dónde te conozco, de la fiesta esa, me llamo Xin Xiu”. A pesar del nombre orientalmente rebuscado, él insistía en mentir y me decía: “Claro que me acuerdo de ti, al menos tu nombre me suena mucho”. Estaba entusiasmado mi amigo y evidentemente quería verme, pues la imagen era realmente preciosa; a mí también me hubiesen dado ganas de conocerme.
Y así chateamos dos días, luego tres, pero ya al cuarto empecé a hablarle de sexo, lo que sacó de este muchacho los deseos más ardorosos, me dejaba su número de teléfono, que por favor lo llamara para juntarnos, me pedía que le contestara. Y yo, transformado en Xin Xiu, le decía aquellas calenturas que todos queremos escuchar: “Espérame, que me estoy masturbando”, o “¿te gustaría follarme rico?”. A esas alturas, él ya estaba extasiado , y yo disfrutando de esta pesadísima broma. No sé a ciencia cierta qué fue lo que me motivo a detenerme, pensé incluso que se estaba enamorando y que el diálogo virtual podría acarrearle consecuencias sicológicas. Entonces le dije: “Bueno, yo no quiero culiar contigo porque soy tu amigo, el de siempre”. Testigos dicen que se sintió pésimo, y yo sólo atiné a decirle: “La tecnología te fastidia”, mientras él me acusaba de ser un “actor sicópata”. Estaba en eso cuando sonó mi teléfono y la pregunta de siempre: “¿Contesto, o dejo que la tecnología mienta por mí?


ERRECÉ

viernes, junio 22

DE PEDÓFILOS Y FRESCOS DE RAJA





"El Mundo está Lleno de Hijos de Puta"
Fito Páez


Simplemente no quiero ni pensar en el festín que se darán las autoridades chilenas cuando –por fin- consigan traer de vuelta al abusador de menores, Rafael Maureira Trujillo, alias “Zacarach”, quien cayó en el turístico balneario de Florianópolis, Brasil. Estoy seguro de que tras la gran burla del pedófilo más buscado de los últimos años, cuando el pervertido regrese a Chile, no sólo recibirá más que un par de patadas en la raja, sino será mostrado una y otra vez a los medios de comunicación. “Zacarach” será humillado frente a las cámaras. Lo mostrarán de perfil, de frente, esposado, como un trofeo de guerra. De nada servirá tanto show si el criminal vuelve a ser “encerrado” en una casa de acogida, como un abuelito inofensivo. Maureira debe estar preso en un régimen de delincuentes. Los pederastas nunca consiguen sanarse y siempre son peligros sociales (y sexuales).
No quiero despotricar contra “Zacarach”. Tendrá suficiente con su conciencia y con los buenos golpes que recibió de parte de las familias de las víctimas. Lo que sí me preocupa sobremanera es la forma en que actuarán las autoridades, regocijándose de placer al ver cómo el país entero se enorgullece de la “eficiencia de las instituciones”. Me pregunto si harán lo mismo cuando capturen a un tipo tan peligroso como Maureira. Me refiero a Raúl Iturriaga Newmann, hoy por hoy declarado en rebeldía, tras ser condenado por la Corte Suprema de Justicia a 5 años y 1 día por el secuestro y desaparición de Dagoberto San Martín Vergara, militante del Movimiento de Izquierda Revolucionario, MIR.
Dudo profundamente que las autoridades estén haciendo las gestiones para capturar a este delincuente. Ni siquiera puedo presumir que el general en retiro esté en un lugar fijo. Tal vez su mayor condena será su autoencierro obligado y el permanente recuerdo de que pasará a la historia dentro de la galería de criminales de uniforme que gobernaron Chile con el peso de la bota militar, mientras la sangre teñía nuestras calles y barrios. Pasar a la clandestinidad, como lo hizo Iturriaga, escapando de la justicia, demuestra lo “fresco de raja” que pueden llegar a ser los delincuentes cuando visten o vistieron uniforme. Y, por cierto, pasará mucho tiempo antes de que el militar sea detenido y pague sus delitos, pues –por lo visto- la policía ahora está preocupada del retorno de “Zacarach” y de los bonos que puede obtener en imagen pública si logra traerlo de vuelta. Resulta inefable que un caso cubra al anterior y poco a poco pase al olvido la conducta inmoral y desfachatada del truhán Iturriaga, quien –no me extrañaría- tal vez ya estuvo en Florianópolis, en la misma ruta del pedófilo, evadiendo la acción judicial y riéndose de la historia de Chile, que ya lo condenará.




ERRECÉ








jueves, marzo 15

El lenguaje de la guerra


“No lo digo para hacerme el héroe. Soy un militar. Sabéis perfectamente cuál es el lenguaje de cualquier guerra. Si Estados Unidos quiere invadir Irak no envía flores o rosas a Saddam, manda bombardeos. [...] Cuando hacemos la guerra contra Estados Unidos, somos chacales luchando por la noche. [...] Creemos que hacemos lo mismo que George Washington. Igual que a él se le considera un héroe, muchos musulmanes consideran a Osama Bin Laden un héroe. [...] Así que cuando decimos que somos combatientes enemigos, lo somos. Pero os pido que seais justos con los detenidos que no lo son; muchos de los que están aquí (Cárcel de Guantánamo) han sido arrestados injustamente. Muchos, no sólo dos o tres. [...] El lenguaje de la guerra es matar. [...] En una guerra siempre hay víctimas. No me alegra que 3.000 personas murieran en Estados Unidos. Incluso me apena.

No me gusta matar niños o chavales. El islam no es así, no da luz verde para matar, prohíbe matar como el cristianismo o el judaísmo. [...] Si ahora estuviéramos en la Guerra de la Independencia de Estados Unidos y George Washington fuera arrestado por los británicos, le consideraríais un héroe, pero los británicos pensarían que es un combatiente enemigo. [...] No me gusta matar gente. Siento mucha pena por los niños del 11-S. ¿Pero qué puedo hacer? Éste es el lenguaje de la guerra”.

Jalid Sheij Mohamed, presunto ideólogo de los atentados del 11-s en Estados Unidos.

lunes, marzo 12

11 de marzo. NADA QUE CELEBRAR


El once de marzo ha servido en Chile para celebrar año tras año un nuevo aniversario de Gobierno, primero los de Aylwin, luego los de Frei y más tarde los de Lagos. El de este año pudo resultar especial, por ser el primero de Michelle Bachelet, primera presidenta de Chile, figura latinoamericana y responsable de encabezar el cuarto gobierno de la Concertación de Partidos por la Democracia, conglomerado de centro Izquierda, nacido para derrotar a Pinochet y consensuar los gobiernos que lo sucedieran. En este grupo gobernante, el Partido Socialista –donde milita Bachelet desde su juventud- y la Democracia Cristiana son las fuerzas que política y valóricamente se enfrentan en este cuarto Gobierno de consensos. Ya van dos DC y dos PS, y hoy, recién cumplido el 25% del tiempo de la Presidenta, los partidos de Gobierno y oposición inician sus precampañas para el 2009, donde el ex presidente Ricardo Lagos no ha dejado de tener un rol protagónico. Y hay algo sintomático. La Presidenta Bachelet asumió su mandato, con las calles llenas de festejos y jolgorio público (me incluyo, ahora sumido en la más profuda decepción). Marcaba -según las encuestas- un 65% de popularidad. Hoy, un año después, las calles están vacías de celebraciones, aunque abundan las protestas callejeras, debido a los graves problemas con que se ha inaugurado el nuevo plan de transporte que prometió cambiarle el rostro a la ciudad capital, el Transantiago, que para muchos es un nuevo atropello a los derechos civiles. La Presidenta ha bajado más de 15 puntos en popularidad y algunas encuestas la sitúan bajo el 50%. Lagos, en cambio, se fue de La Moneda con un 70% de adherencia pública. Algunos intentan endosarle la responsabilidad de los varios problemas al anterior Mandatario, argumentando que –por ejemplo- el Transantiago es de su creación y varios casos de corrupción que se investigan son de ese período. Lo cierto es que todos los Gobiernos heredan; metas cumplidas, otras por cumplir y algunas bastante pendientes, más los desafíos propios de la agenda de Gobierno. Y de antemano se conocen perfectamente las condiciones en que se recibirá el Poder Ejecutivo. Porque resultaría fácil -y en ocasiones ha resultado- inaugurar obras que el anterior Presidente dejó casi terminadas, pero distinto es implementar lo que hasta entonces era un Plan. Se gastaron más de 12 millones de dólares en estudios que viabilizaran el Transantiago y realmente es un misterio qué cosas previeron.
Si se trata de hacer un balance objetivo, podemos entregar datos duros que indican que desde el inicio del Gobierno de Michelle Bachelet la tasa de crecimiento económico ha sido de 4,2%, bastante bien para el nivel regional, pero tímido para lo que Chile se acostumbro en períodos anteriores. La tasa de desempleo promedio ha sido de 7,8%, dato lógicamente emparentado con los más de 100 mil empleos que se crearon hasta la fecha. Lo más negativo es el bajo nivel de popularidad de la Presidenta comparado a un año atrás. Esto se debe fundamentalmente a la crisis del sistema de transporte público recién inaugurado y a los casos de corrupción detectados en el aparato estatal, donde los recursos de todos los chilenos –a veces- se pierden en bolsillos con fines políticos o simplemente desaparecen. No me cabe duda que lo que más indigna a los santiaguinos es lo primero, la cuestión de la locomoción colectiva, pues le atañe directamente en su diario vivir.
Las herencias se toman o se dejan; así como se desechó la idea de unir mediante un puente la isla de Chiloé al continente en el sur de Chile, también pudo haberse hecho con el plan maestro de transporte y proponer algo diferente, como deberá hacerse también para solucionar el trafico de pasajeros en la Isla Grande de Chiloé y su conectividad. La Presidenta decidió seguir adelante con el Transantiago y parece que “se metió en un tete”.

Decía que todos los gobiernos heredan. Es parte del juego de administrar el país y cuando se pierde la democracia ocurre lo que ocurrió en Chile, donde se acabó heredando un macabro modelo económico, donde el pobre simplemente está postergado ante cualquier intento de modernizar socialmente el sistema. Qué decir de plantear cambiarlo de frentón. Así es que si me preguntan qué es lo peor que ha ocurrido un once de marzo, responderé que fue precisamente en 1990, hace exactos 17 años, cuando el derrotado general Augusto Pinochet, le entregó a Patricio Aylwin –junto con la banda presidencial- un modelo económico siniestro, que hasta hoy perdura. Frente a tamaño once de marzo, no hay conmemoración que valga, no hay nada que celebrar, apenas la recuperación de la democracia pactada con los militares.
ERRECÉ

lunes, marzo 5

CARTA ABIERTA A PAUL MORRISON CRISTI


Paul:


Antes que todo, quiero solidarizar contigo por el exagerado castigo que estás recibiendo por portar apenas unos pocos pitos de marihuana (no más de 60, según mis cálculos) algunas dosis de ácido lisérgico y muy pocas rayas de clorhidrato de cocaína. Soy fanático de la cannabis sativa y la cultivo hace ya varios años, para evitar ser presa fácil del microtráfico, al que tantas veces acudí para conseguir el valorado canuto de marimba. Pero lo tuyo es simplemente mala cueva; mala cueva no porque te hayan pillado con droga encima, lo que de por sí acusa más bien una mala estrategia. Tu mala cueva es más bien genética, al tener por madre a tan ilustre facha nacional, la diputada María Angélica Cristi, la misma que quiere cerrar botillerías y cuanto lugar de entretenimiento sobrepase los horarios cenicientos de esta tranquila ciudad. La Cristi, la misma que odia el carrete y todo lo que huela a distorsión. Esa mujer de 63 años, muy bien cuidados, que –en un arranque de creatividad- ideó y buscó apoyo hasta obtener la promulgación de la moderna ley maldita, la ley 20.000. Una legislación que convierte en delincuente al más mínimo consumidor de drogas, lo ficha y lo exprime hasta dejarlo seco. Pues mira lo que son las cosas, Paul, tu propia madre ideó la ley que ahora se convirtió en tu trampa. Fue ella la que quiso transformar a los portadores de macoñita en distribuidores internacionales y hacer de ellos un enjuiciamiento público, como el que estás padeciendo. Tu destino fatal quiso que nacieras en la familia equivocada, con una madre en exceso fascista, anti fiestas, anti alcohol, anti diversión. Y ahora, el país entero asiste a este reality familiar, con aroma a encierro. Tan tozuda es la ley que inventó tu madre que en los cuatro intentos por sacarte de la cárcel, tu defensa no ha conseguido nada, absolutamente nada, sólo estigmatizar todavía más tu figura y convertirte en el ejemplo a no seguir, en la carta que debemos desechar.
Pero yo te apoyo, Morrison, no sólo por el hermoso apellido que llevas, que con demasiada obviedad me relaciona con mi ídolo de juventud, que –dicho sea de paso- tenía varias de tus características. Te apoyo porque sé lo que es nacer en una familia diferente, con pensamientos distintos y hasta excesivamente contrapuestos. Te apoyo, además, porque eres el ejemplo más reciente y claro de lo nefasta que resulta la legislación de tu mami para los cientos de miles de consumidores de la fresca y natural cannabis.
Dicen que no saldrás de la cana en cinco meses, que es lo que durará la investigación. Mientras, la amiga de tu madre, senadora Evelyn Matthei, dice que pedirá al Senado que analice tu caso, es decir, ahora quieren detenerse y analizar la ley que ayer tanto aplaudieron. Por lo demás, ¿no sabrá la linda señora Matthei que el poder legislativo nada puede hacer sobre el judicial?
Bueno, Paul, espero que la justicia te liberé a la brevedad y que tu madre deje de tenderte trampas y luego mentir descaradamente, diciendo que no eres consumidor.
Ojalá pronto puedas reírte de esta mala experiencia… Para ayudarte un poco, te guardaré la cola.
ERRECÉ

lunes, febrero 12

TEC


¿Es usted algo de P. A. M. G.?, me preguntan al otro lado de la línea. Claro, soy su pareja, respondo, ¿qué pasa?. “Ella ha tenido un accidente, se cayó de su bicimoto y está aquí en Placer con Sierra Bella, véngase lo más rápido que pueda”, dijo el anónimo antes de cortar. Con esa incertidumbre, sólo atiné a tomar un taxi, con el estómago en la garganta y enfilar hacia el lugar del accidente. Mi mente cayó por una larga cascada llena de obstáculos, mientras el taxista –advertido de la gravedad del asunto- conducía lo más rápido posible a una hora en que las calles del centro hierven de vehículos y microbuses. Llegamos rápido. La primera visión desde el taxi incluía varios carabineros, un piño de curiosos, una ambulancia y una camilla. Sobre ella, mi niña, herida en su rostro e inconsciente. Grité mientras cruzaba la calle: “¡¡¡Esperen, esperen, es mi mujer!!!”, pues los paramédicos ya se la estaban llevando. Alcancé a subirme a la ambulancia, miré los ojos de ella, su rostro muy hinchado y me desesperé. El conductor me pidió que me fuera con él en la cabina, mientras el paramédico la reanimaba y le preguntaba cosas básicas, haciendo algo así como un pre test cerebral.
Todo ocurrió muy rápido, aunque estuvimos cinco horas en la Posta Central. Muchos exámenes y pocos resultados. El diagnóstico, un Traumatismo Encéfalo Craneano Cerrado y Moderado, lo que ha llevado a mi mujer a inventar las más graciosas historias sobre su pasado y presente, llegando a decir que el señor Lápiz de Cachureos fue quien la atacó. Cada día que pasa tiene más momentos de lucidez, aunque también cuadros de violencia y depresión, propios de su accidente y de la amnesia post traumática que está padeciendo.
Es cliché –aunque cierto- decir que lo peor ya ha pasado. Ella está con dos semanas de licencia médica, pues las heridas de su rostro no pueden ser expuestas al sol para evitar las posteriores marcas. Afortunadamente, su conciencia cada día está más cerca de la realidad y las historias de fantasía han ido quedando atrás, dando paso a períodos de profunda lucidez. Ella sólo quiere que le devuelvan su bicimoto y yo sólo deseo que no vuelva a subirse a una. Ella sólo quiere regresar a su casa a cuidar de nuestros gatos, pero su diagnóstico impide que pueda estar sola. Alguien debe cuidarla y evitar, o en lo posible controlar, sus sobresaltos.
Este maldito accidente ha puesto a prueba nuestra capacidad de reacción, los días han sido más largos, pero no deja de ser reconfortante verla avanzar día a día, reubicando su cerebro en la posición original y reordenando sus ideas, nuestros planes y proyectos que –frente a tamaña caída- están más vivos que nunca.
ERRECÉ
PD: ella no sabe qué fue lo que le sucedió y tal vez nunca lo sepa, ha intentado recordarlo, pero dos cuadras antes de la caída se le apaga la tele.

jueves, enero 25

LOS DOS CAMINOS DEL GUATÓN PEPINO

El “guatón pepino” era un pesado de tomo y lomo. Lo conocí cuando tenía 14 o 15 años. Destapamos varias botellas de los más diversos licores en aquellos tiempos en que la adolescencia fenece y da paso a una juventud, aletargada en sus inicios. Le decíamos “guatón pepino” por una cuestión muy sencilla: su exceso de peso sumado a la última sílaba de su nombre pegada con su apellido daba como resultado el fruto que llevaba por apodo. Nos emborrachamos muchas veces y nos escondíamos en el gigantesco subterráneo del barrio, donde los vecinos arrendaban bodegas, una al lado de la otra. Algunas veces, incluso, pasábamos horas en el oscuro sitio, donde iban llegando más y más amigos con más y más botellas. El “guatón pepino” era seco para echar tallas de las más pesadas, pero en el fondo era simpático. Hablo de él en pasado, pues ya son muchos años sin verlo. Pero lo recuerdo por dos episodios que cruzaron su vida e –indudablemente- la transformaron en algo que él no hubiese querido.

Había vivido muchos años en la zona campesina de San Carlos, Octava Región, donde adquirió algunas mañas propias del campo, se puso putero y bueno para el vino de cuarto enjuage. Le gustó eso de pagar para penetrar muchachas y no tan muchachas que poco hablaban y no negaban nada. Una tarde de verano, el guatón estaba de vacaciones en San Carlos y salió a emborracharse con un lote de huasos amigos. En mitad del camino rural que sale hacia Chillán y ya prendido con algunos litros provenientes de la oscura garrafa, el “pepino” divisó a una rubia muy mal teñida, un poco más sobria que él… y más viva. Se bajó del auto de su amigo y le pidió que pasara por él dentro de una hora. Su amigo accedió y nuestro protagonista se quedó conversando con esa puta de campo. A los pocos minutos, le pasó 10 lucas y le pidió que caminaran hacia el descampado para “culiar a lo huaso”, según contó semanas más tarde.

La mujer en cuestión le pidió que tuviera respeto, al menos por esa noche, y que ella -a cambio- le daría un regalo. Pepino nunca había tenido sexo anal, por lo que la propuesta de la prostituta de evitar la vagina debido a su profusa regla no encontró barreras en nuestro ebrio amigo. Ella se tiró de guatita sobre la hierba, y él lentamente la penetró por el culito hasta acabar. Hasta ahí, sólo placer y algo de lujuria. Se separaron en mitad del camino rural y en poco rato su amigo pasó por él. El “guatón pepino” contó la anécdota, fascinado por haber encestado “por el camino de tierra”, y sus amigos estallaron en carcajadas de antología. ¿Te pusiste condón?, le preguntó Ramiro, el que más reía. “¿Y pa’ qué me voy a poner condón si estamos en el campo?... aquí no pasa nada”, argumentó “pepino”. Ramiro sonrió y le dijo que la cosa no sería preocupante si a la puta no le “sobrara algo”. “La “deguata” –como era conocida la trabajadora sexual- no tiene vagina, por eso te dijo que por ahí no… te ensartaste con una puta con pico, ja, ja, ja”, le dijo Ramiro y no paró de reír. Los otros reían con cierta intermitencia; temían por la salud de pepino, que años más tarde se resentiría gravemente por culpa de un camión aljibes.

El “guatón” no sintió asco, le dio lata sentir placer de forma ciega, sin saber que estaba con un hombre. Se enojó con sus amigos, aunque ellos aseguraron que se enteraron de la historia de la “deguata” minutos después de abandonarlo en el campo, en la cantina del pueblo, lugar donde varios comensales contaron avergonzados que habían caído en la misma trampa.

Pasó el tiempo y “pepino” siguió sano, se examinó y no tenía ninguna enfermedad de transmisión sexual. Era relajado, así que él mismo contaba después la historia cagado de la risa.

Pero el tiempo también nos distanció, la universidad, nuevos amigos y el Gran Santiago. Debieron pasar tres años hasta que escuché que el “guatón pepino” había chocado a gran velocidad contra un camión aljibes, ya no en camino de tierra, sino en el cemento de una avenida capitalina. No quise saber más, sin embargo, fue un choque de gran conmoción, murieron sus dos acompañantes, uno de ellos decapitado. No lo visité, tampoco lo creí muerto. Sabía que estaba muy grave, pero me olvidé con el paso de las semanas, las pruebas, los amigos y el hueveo en general.

Varios meses después, tal vez un año, estaba en el andén esperando el metro, cuando escucho mi nombre. Era el “guatón pepino” que se me acercaba con un excesivamente errático caminar, que evidenciaba los graves daños neurológicos de su accidente. Su habla era lo que más había sufrido, le costaba unir las palabras y gesticulaba con dificultades. Pero me recordaba; recordaba perfectamente las jornadas de tomatera y fiesta de adolescencia y primera juventud. En los restos de masa encefálica que quedaron tirados en el pavimento no se había perdido mi nombre. Pepino había tenido que aprender a hablar de nuevo, a caminar, a vivir. “¿Cómo es que te acuerdas de mí?” le pregunté. “Por suerte quedaste dentro de la parte del cerebro que no perdí”, me dijo con gracia, aunque con torpes y confusas palabras. Nos despedimos, yo con la extraña sensación de haber estado con un sobreviviente, mientras él se alejaba por el andén, trastabillando sus dolencias… y sus pocos recuerdos.
ERRECÉ

lunes, diciembre 11

MUERTE IMPUNE…PERO MUERTE AL FIN

Salí a comprar verduras y, cuando regresé, el malvado dictador había muerto. "La única solución que existe para el problema de los derechos humanos es el olvido" había dicho once años antes. Ahora, sus adherentes luchan por resguardar un buen recuerdo del tirano. Qué buen recuerdo puede tenerse del más malo de todos, del malvado que sepultó los sueños de toda una generación.

¿Qué puedo decir? Me pone feliz ver el sufrimiento pinochetista, caricaturizado en un puñado de viejas, encabezadas por la obstinada Luz Guajardo, joven fascista, amachotada y fervorosa aspirante al cetro de la más perra de todas. Me satisface ver el sufrimiento de esa casta de bandidos, aunque no se acerque ni un ápice al dolor de los 17 años de terror, horror, sangre y crímenes varios.

Me provoca placer observar el hondo llanto de la vieja obscena, acompañada de los pequeños ladrones que ahora sí quedaron forrados con dólares públicos que su padre, hoy más helado que Walt Disney, fue sacando de las arcas públicas, mientras mataba chilenos mediante sus organismos de ¿inteligencia?

¿Honores de Estado? Pero qué mal gusto haber pretendido siquiera que el general retirado fuese a recibir honores de ex Presidente de la República, siendo que nadie lo eligió y fue el gran oportunista del siglo XX, que tras rendir tributo al Presidente Allende, lo acorraló en La Moneda, buscando un lugar en la historia.

La Presidenta Bachelet no hizo más que lo que desea la inmensa mayoría de los chilenos, un último acto de justicia, negando cualquier intento de convertir en ídolo al ladrón, terrorista de estado, criminal número uno de la patria.

Pinochet, cuánto daño hiciste y cuántos delitos cometiste, cuánta maldad repartiste de norte a sur dirigiendo tus fuerzas contra el pueblo. Ahora, cruzando la sonrisa del Chile democrático, tu cuerpo comienza su proceso de pudrición, que será detenido con la incineración final, en la hoguera donde van a parar los tiranos. Qué bueno que moriste en mitad del Día Internacional de los Derechos Humanos, mostrando al mundo la ironía del destino. Aunque, para ser francos, tu figura se pudrió el mismo día en que destruiste los principios de libertad y tolerancia.

Ahora sí, la derecha se asoma a la ventana del cajón que sostiene los restos del nonagenario delincuente, con disimulo, pasando inadvertidos los militantes de los partidos creados al alero de la dictadura, van despidiendo uno a uno al traidor Pinochet. ¡Qué vergüenza! Pero en fin, la derecha sabe de traiciones y sus representantes no podían restarse del último homenaje al “namber guan” de los hipócritas.

Lamentablemente, tus cientos de crímenes quedaron impunes y las más de 400 querellas que acumulaste desde tu detención en Londres no fructificaron, pero la ciudadanía sabe que fuiste el más peligroso de todos y que luchaste por la división total y absoluta de Chile. La historia tiene la palabra… fuiste el cuarto de la Junta Militar en morir, el último, y también habías sido el último en subirte al carro de la victoria. Y como sabemos, el último cierra la puerta. Haz tu parte, y cierra la puerta de tu cajón, camino a la soledad absoluta, la de los cobardes traidores.
Ha muerto el tirano… Viva la democracia!!!
ERRECÉ

lunes, diciembre 4

MUERTE AL TIRANO

Apenas un puñado de viejas ociosas llegó hasta las puertas del Hospital Militar, cuando se supo que el moribundo tirano ahora sí paraba las patas en cualquier minuto. Se trata de las mismas señoras que no han tenido empacho en escupir a la prensa al fragor nazi de la velada o gritar improperios y lanzar golpes a quien ose enlodar la imagen “intachable” del bonachón general.
Se muere Augusto Pinochet, el tirano, la rata, el dictador, el asesino, el ladrón, el criminal más grande de la historia patria, el monstruo más despiadado de esta parte del planeta. Es una lástima que sea tan poco el dolor que siente en sus últimas semanas de vida.
Militares activos y en retiro se pasean por el recinto asistencial, importándoles un cuesco el reconocimiento institucional de las graves violaciones a los derechos humanos durante la dictadura. Llegaron –cómo no- Moreira y los ladroncitos chicos, hijos del dictador con la guatona obscena.
El Gobierno sufre la cercanía de la despedida, no por añoranzas de los años negros, sino por el profundo dilema de tener que rendirle honores a un ex Presidente de la República, ¿presidente? Pero quién eligió a ese viejo chuchesumadre, quién le dio autoridad, ¿las armas? Santiago sufrirá la ira del pueblo si el Gobierno siquiera intenta hacer de la muerte del tirano un hecho doliente y oficial. El pueblo saldrá a las calles a festejar que la sangre de la rata más gorda ha sido derramada; celebrando que el viejo más querellado del mundo deja el planeta en medio de los más profundos cuestionamientos morales.
Alguien decía que a partir de la muerte de Pinochet, el “pinochetismo” se expandiría por el país como un gran movimiento político. Pues es sumamente difícil, pues basta observar los rostros rebosantes de ignorancia agolpados en las puertas del recinto castrense de Vitacura para darse cuenta de la imposibilidad de aquello; porque no saben por qué están ahí esperando el derrumbe final, para hacer público el llanto sanguinolento de los viudos del régimen.
La derecha olvidó gracias a quién existen esos partidos fascistas en este país y decidió hacerse la huevona y no asistir a la despedida de su mentor. Y mientras el viejo espera su inevitable final, abandonado y con la conciencia convertida en basura, somos millones los que esperamos para destapar las champañas, festejar la muerte del golpista, aunque con la amargura de que Chile no fue capaz de hacer justicia.

La historia lo castigará eternamente… Amén.
ERRECÉ

lunes, octubre 30

MALDITO VERANO

No me gusta el verano; me cansa, me provoca sed, angustia, rencor, melancolía, nuevamente angustia y muy malos recuerdos. Recorriendo textos en mi memoria, me percato que soy muy similar al extranjero de Albert Camus, que enceguecido por el resplandeciente brillo del sol sobre la hoja de un cuchillo, actúa incentivado por esos llamativos haces y comete el crimen.
A veces, cuando el sol está demasiado potente y el calor enciende la sangre y sólo quiero agua fría, siento que bien podría uno convertirse en homicida simplemente por el cansancio y la nubosidad mental que provoca el verano. Fue en verano cuando viví una de las experiencias más traumáticas, inolvidablemente horrible; fue en enero de 1981 cuando la vida familiar sufrió un colapso a raíz de un sanguinolento accidente que tiñó para siempre las relaciones. Fue un día caluroso, lo recuerdo, de hecho es mi primer recuerdo de vida… y de muerte, tenía apenas cuatro años o tal vez menos, pero las imágenes de aquel día en Los Andes se me repitieron durante décadas por lo que me fue imposible olvidar la expiración de mi hermano mayor.
Una plaza en una ruta semiurbana, unos columpios de fierro, un resbalín, una pileta de arena, mi hermano y yo, caminando rumbo a los columpios. Yo era demasiado chico para arrimarme a uno, por lo que decidí mirar a corta distancia la leve velocidad que alcanzaba él, gracias a sus impulsos. Pero no fue la velocidad, ni sus impulsos los que derrumbaron mi inocencia. Fue la fatiga de material, dijeron. El travesaño del columpio cedió y se precipitó sobre mi hermano, partiendo su cabeza y derramando su vida en esas suaves colinas. Lo que siguió se me borra entre los desconsolados gritos de mi madre, con su ropa blanca manchada de sangre y la desilusión de una vida truncada en sus ojos lagrimosos… hasta hoy.
Odio el verano, se me hace difícil el calor y la embriaguez, el calor y la modorra posterior al almuerzo, la transpiración de los transeúntes, la humedad y los recuerdos.
Sería una mentira si escribiera las cosas que habló mi hermano de nueve años antes de morir esa mañana en la montaña; sólo recuerdo su cara llena de vida infantil antes de apagarse por completo. Pasaron los años y nunca quise indagar sobre el feroz acontecimiento y ahora -25 años después- descubro por qué detesto la época del año que se avecina, esta maldita estación que me atormenta y que me traslada nuevamente frente a ese columpio derrumbado, a ese trozo de fierro fatigado que ya no alegra y que sólo provoca pavor, tristeza y calor, un calor del demonio.
ERRECÉ

viernes, octubre 13

La Billetera

Cada cierto tiempo acostumbro ordenar (entiéndase eliminar) algunas cosas de mi billetera, debido a la mala costumbre de guardar el vuelto enrollado con la boleta (de pura paja de separarlos) o al pésimo hábito de acumular cuanto papel escrito con la huevá que sea. Manías le llaman algunos, pequeñas obsesiones me parece más apropiado.
A veces resulta francamente delirante revisar la billetera y tirar a la basura más de la mitad del contenido. A propósito de eso, mi gran amigo el negro (otro, no el compañero negro superstar) una vez me dijo “pongo una luca pa’ la chela porque o sino esta huevá deja de llamarse billetera y se convierte en papelera”.
Y es que además de las típicas fotos tamaño carné, uno guarda en este pedazo de cuero, cuerina, plástico, tela, sintético, o genuino cadáver una cantidad enorme de cosas inútiles, que –sin embargo- parecen imprescindibles.
Veamos, uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis… 19!!! ¡Diecinueve comprobantes de giros en cajeros automáticos! Bueno, aunque parezca una exageración, me hace mucho sentido desde que una de estas máquinas de mierda se quedó durante un mes con buena parte de mi sueldo; simplemente falló y me cagó, se quedó con la plata y me entregó un comprobante que decía ‘tome su dinero muchas gracias’. Desde entonces guardo los comprobantes como una obsesión. Detesto los cajeros automáticos, me dan pánico y lo peor es que en muchas pegas (como en la mía) nadie te pregunta si quieres que te paguen con un plástico que trae tu sueldo y tu identificación grabados en una banda magnética; te meten al sistema y ‘chumpadentro’.
Bueno, un cobro de luz, una boleta de la consulta pediátrica de Démian, dos cupones de promoción de comida japonesa, que jamás como y que no tengo idea quien chucha me los pasó, dos invitaciones con vigencia hasta el 28 de febrero de 2008 para un parque infantil. Hasta aquí sólo conservaría éstas; la boleta de electricidad…Aquí hay más comprobantes de cajeros, dos constancias de cambio de domicilio para votar en las últimas elecciones. El carné de identidad (de los antiguos, vigente hasta doce meses más), una licencia de conducir. 10 lucas; la tarjeta que me liga al cajero. Un autoadhesivo que ya está pa’ la corneta, un par de tarjetas de presentación, un calendario 2006 con una imagen de Miguel Enríquez. Sumando y restando, mi billetera ya pesa la mitad.
ERRECÉ

miércoles, octubre 11

PERDIDOS EN EL ESPACIO

A propósito del camino a Palena, tramo de la ruta austral que falta para completar la carretera que unirá por tierra Puerto Montt y Villa O’Higgins, narraré las dos formas que hay para viajar a Chaitén, capital de la provincia, donde vivimos con mi pareja algunos meses, trabajando en una panadería que sostuvimos a duras penas. En nuestro cometido nos fue como la callampa, pero aprendimos del hermoso sur patagónico y sobre todo, de las opciones que hay que evitar para no cagarse del susto o del tedio.
Hasta ahora, e imagino que hasta dentro de por lo menos siete años, plazo que demorará el Ministerio de Obras Públicas en entregar el tramo faltante, sólo se puede acceder a Chaitén por avión o barco. En realidad no es lo uno ni lo otro, porque en rigor se trata de una avioneta o una barcaza. La primera tarda 30 minutos y cuesta más de 30 mil pesos; la segunda vale la mitad y demora 12, 13 o 14 horas, dependiendo del clima, la habilidad del capitán y la carga que lleva el barquito.
Hicimos dos viajes, uno de reconocimiento y otro de asentamiento, breve, pero asentamiento al fin, porque más allá del fracaso yo vendí todas mis cosas para viajar y me llevé más de 30 cajas con mis pertenencias; cinco de ellas permanecen cerradas en mi recientemente inaugurada casa vieja.
El primer viaje lo hicimos en la avioneta porque el clima estaba bravo para moverse dentro del mar. No era menos la situación en el aire. 30 infartantes minutos de recorrido cruzando en paralelo a la isla grande de Chiloé y el continente, pues dicho sea de paso Chaitén es llamado el Chiloé continental.
Todo comenzó a las 12 del día cuando nos acercamos a la agencia de viajes en una céntrica calle de Puerto Montt. Un señor de unos 55 años recibió los boletos, cargó las maletas en un minibús, condujo el vehículo hasta el aeropuerto. Luego, el mismo señor bajó las maletas, atravesó el aeropuerto de El Tepual con un carrito, hasta llegar a la mismísima avioneta, donde cargó los equipajes, chequeó a los pasajeros y sus boletos, ocupó el sitio del piloto, verificó los escasos instrumentos y comenzó a pilotar, carreteó por la pista de despegue y se separó del planeta. Era un circo pobre con dos alas y tres ruedas.
En total éramos ocho personas, incluido piloto y copiloto, que en realidad era un pasajero que no tenía para nada cara de saber qué hacer en caso de que el conductor del minibús-encargado de la agencia-acarreador de maletas-cortador de boletos-piloto sufriera un malestar.
Este tipo de bimotores suena al chancho, es decir, los metales llenos de parches y heridas de antaño se sacudían más que aquellas míticas Recoleta-Lira. En 30 minutos ensordecedores, en que la lluvia terminó por amedrentar hasta al piloto, divisamos Chaitén, cuya pista de aterrizaje está de sur a norte, por lo que a nuestro multifuncional amigo le restaba una última maniobra antes de descargar el equipaje, cerrar el avión con llave, cargar los bolsos en una camioneta y llevarnos a la ciudad. Faltaba aquella puta maniobra de viraje, en que mientras el piloto tirita entero con los comandos de la avioneta, los pasajeros rezan, se aprietan las manos, echan chuchadas a concho y ven árboles, árboles, árboles, árboles, árboles, árboles… Cuando ya damos todo por perdido, se ve la pista y en un cuarto de segundo aterrizamos con un pequeño saltito, la nave reduce su velocidad, ingresa a la loza, soltamos con algo de confianza los esfínteres, nos miramos con cara de renacimiento y salimos de la cajita de metal.

BARCAZA DEL DEMONIO

Otra forma de viajar es en barcaza. Sin tener ni el más mínimo conocimiento de este medio de transporte, compramos los boletos y nos embarcamos en Puerto Montt, conociendo de antemano que serían doce horas o más de travesía.
Arriba del barco, paseamos por la cubierta buscando un lugar donde dejar las mochilas. Íbamos unos 100 pasajeros, tres camiones y cinco automóviles. Parece que tardamos mucho y la falta de experiencia nos jugó una mala pasada. Cuando entramos a la cabina donde hay asientos techados, estaba lleno de hombres, mujeres y niños acomodados en las más insólitas posiciones para armar el tetris humano que les permitiera resistir la mitad del día. Salimos y ya que había un día soleado, decidimos viajar en la parte alta del barco; pudimos fumar algo de macoñita, llevábamos algunas botellas de alcohol, así que el viaje se nos hizo algo más soportable, aunque largo, muy largo.
El mar estuvo calmo, sin embargo, cuando todavía faltaban cuatro horas para llegar, el frío patagónico nos saludó con una bofetada de hielo y debimos romper el tetris a presión y viajar de pie, pero con una temperatura adecuada, en la cabina con las otras personas, algunas de las cuales ya habían optado por estirar sus sacos de dormir en los pasillos y echarse cual barricada humana.
Llegando a puerto, hay que desarmar el tetris, así que una hora antes, salimos soportando el frío y llegamos en cubierta, medianamente ebrios… medianamente volados, pero a salvo.

“ESTAMOS PERDIDOS”

Tan mal nos había ido en Chaitén en nuestro viaje de asentamiento que, a pesar de tener reservados los pasajes en barcaza, la prisa por huir de aquel lugar y la proximidad de un temporal que amenazaba con dejarnos en tierra una semana, nos adelantamos y compramos boletos en bimotor, sin considerar el mal tiempo que se avecinaba.
Antes de embarcarnos, la lluvia ya sumaba tres horas, pero nos subimos carerraja al avión, pilotado por un señor más inexperto... pero con dedicación exclusiva a maniobrar el avión, es decir, no cortaba boletos ni nada de eso.
Apenas despegó sabíamos que sería difícil… El mes anterior había caído una avioneta en el sector (la historia cuenta que quien era hasta ese minuto el único sobreviviente logró salir de la aeronave, caminó unos pasos y gritó “¡¡¡¡¡¡estoy vivo, estoy vivo!!!!!!”, para -acto seguido- tropezar y caer al acantilado, sumándose a las víctimas fatales). El avión se movió en exceso, mientras nosotros comíamos ansiosos bolsas y bolsas de golosinas que nos habían sobrado de la panadería. El vuelo –sabíamos- debía durar media hora o 40 minutos, por lo que cuando había pasado una hora y nosotros veíamos sólo mar, mar, mar, el piloto de dedicación exclusiva –frente a las angustiosas caras de nosotros, los pasajeros aferrados a la vida- miró hacia atrás y dijo “Estoy perdido”…No supe qué decir… pasamos cinco minutos en silencio sepulcral (nunca mejor dicho). Transpiraba helado (no de chocolate, sino frío frío). Mi niña comenzó a marearse en exceso, le bajó una crisis de angustia, el piloto buscaba el norte, una señora sacaba un rosario. Hasta que quien llevaba el control, emulando a Rodrigo de Triana, dijo en voz alta “¡Tierra!”. Efectivamente era el continente; habíamos estado perdidos por el lado oeste de Chiloé, donde termina esa parte del país. Para mi mujer ya era tarde, faltaban cinco minutos para aterrizar en El Tepual y empezó a vomitar copiosamente en las espaldas de los que viajaban adelante: el Gobernador de la provincia de Palena y su distinguida esposa. Cuando el avión se detuvo en tierra firme, la autoridad le preguntó, algo manchado todavía “¿estás mejor?”. Ella todavía no se recuperaba del amargo llanto de la incertidumbre.
La nueva ruta terrestre sumará una tercera opción, menos angustiosa y más cargada de naturaleza. Eso, siempre que el proyecto del MOP no haga mierda los retazos de paraíso que se dibujan en ese angosto trozo continental. Lo que es yo, ni aire ni mar, al menos en esa zona, donde la maldad embravece el océano y congela hasta las palabras, y cubre el cielo de indomables tormentas.

ERRECÉ

jueves, octubre 5

18 AÑOS DEL TRIUNFO DEL NOOOO!!!!

Hoy se cumplen 18 años del triunfo del NO en el plebiscito que sepultó la tiranía en Chile y dio paso a la anhelada democracia. He decidido innovar y –con nostalgia- recordar la maravillosa franja televisiva del NO. Este video corresponde al clásico "La alegría ya Viene", pocos días antes de la primera votación no trucha en 16 años. Disfrútenlo…


martes, septiembre 26

MICROPÍLDORA

Ayer venía en la micro cuando una muchacha adolescente, vestida de uniforme escolar y cargando una mochila y un bolso (seguramente con restos de colación) subió llorando desconsolada. No pude evitar el morbo y me saqué los audífonos sólo para oír su llanto. Era –sin duda- una pena negra. Se sentó junto a un universitario, quien –amablemente- le pasó un paquete de pañuelos desechables para retener los microbios que ya comenzaban a aflorar de manera incontenible. Lloraba pidiendo una oreja y el se la prestó gustoso. Con frases entrecortadas por sonidos guturales y lacrimosos, la niña-mujer empezó a narrar sus desventuras. “Parece que estoy embarazada”, dijo. Definitivamente apagué el reproductor de música para escuchar la historia completa. “Sabes –le dijo a su ocasional interlocutor- fue la única vez que me acosté con mi pololo…antes de ayer”. “¿Y por qué crees que estás embarazada?”, le preguntó el universitario. “Por las fechas…usó un condón, pero se rompió y ahora no sé qué…buuuuaaa”. Siguió llorando sin consuelo.
Soy pro aborto sin presiones externas, es decir, que cada quien decida sobre su cuerpo incluyendo lo que lleva dentro. No creo en la “vida humana” antes del parto, sino en la preexistencia, que nada tiene que ver con emociones, sino con biología pura.
Lo que los padres de la niña no hicieron en varios años, lo estaba a punto de concretar ese extraño que –por casualidad- se había cruzado en su vida, porque a los pocos minutos le dijo: “Yo te puedo ayudar”. Le habló de la píldora del día después y de la confidencialidad de los consultorios a propósito de la nueva normativa; ella parecía sonreír. “¿Seguro que no me pasará nada…no es un aborto?”, le preguntó ignorante y claramente ignorada desde hacía mucho tiempo. “No, no es aborto, es una medida anticonceptiva… veo que nadie te ha explicado”. “¿Y dónde la puedo conseguir?”, le preguntó. “Mira, si tienes plata en una farmacia, si no tienes en un consultorio”. El tipo parecía un enviado del servicio de salud, pues la convenció.
Juntos se bajaron de la micro. Mientras el bus avanzaba, los vi perderse tras la mampara de una Farmacia. Ella volvía a estar alegre. Él, proselitista de la anticoncepción, volvió a guardar sus pañuelos desechables.
ERRECÉ

jueves, septiembre 21

OPTIMISMO EN SEPTIEMBRE

“Así mienten, así engañan. Así han tratado de ocultar el horror en que han sumido a nuestro pueblo”.
Orlando Letelier, México 1975.
El 21 de septiembre de 1976, hace exactos 30 años, una bomba estallaba en Washington bajo el automóvil en que se desplazaba el ex Canciller chileno, Orlando Letelier. Su cuerpo destrozado quedó a varios metros del vehículo, congelado en una fotografía que recorrió el mundo, mostrando el rostro del fascismo internacional que, apoyado por la CIA, buscaba vengarse de la justicia social que había alcanzado el derrocado Gobierno de Allende y de una presunta campaña internacional de desprestigio, encabezada por Letelier desde la capital estadounidense. Una ironía, pues la dictadura no requería una campaña para desprestigiarse frente al mundo.
Letelier tenía 44 años y había sido embajador en el mismo país que terminó conspirando para su muerte. Fue detenido por los militares golpistas el 11 de septiembre de 1973 cuando ostentaba el cargo de ministro de Defensa. Estuvo detenido en la Escuela Militar, el Regimiento Tacna y la lejana isla Dawson. Tras pasar por la Academia de Guerra Aérea y el campamento de Ritoque salió al exilio, pensándose a salvo de las manos del régimen militar, pero los tentáculos internacionales, manejados por Pinochet y su banda de maleantes lo alcanzaron en Washington, gracias a la acción directa del doble agente CIA-DINA, Michael Townley, quien presionado por Estados Unidos aceptó la responsabilidad de construir y poner la bomba, pero recibió una condena menor e inmunidad, a cambio de testificar en contra de sus ayudantes, cinco cubanos en el exilio. Tras cumplir parte de su condena, fue liberado bajo el amparo del programa federal de protección a testigos. Así, Estados Unidos jamás prestó real colaboración para aclarar el más grave atentado terrorista registrado en suelo gringo hasta antes del 11-S.
Según los protocolos de autopsias, Letelier murió por el desangramiento que le produjo la amputación traumática de sus extremidades inferiores y su acompañante, Ronnie Moffitt, falleció por aspiración de sangre, laceración de la laringe y de la arteria carótida derecha.
Tres décadas más tarde, la Presidenta Bachelet recuerda a su compañero de partido en la ONU y su par venezolano, Hugo Chávez, responsabiliza a “los terroristas de la CIA”. Ninguna sorpresa, aunque ojalá que tales acusaciones no disminuyan la principal responsabilidad, la del tirano Pinochet, próximo a cumplir 91 años.
El atentado contra Letelier formó parte de aquella terrorífica coordinación de las dictaduras de América Latina, bajo el nombre de Operación Cóndor, que buscaba eliminar personas de oposición de Chile, Uruguay y Argentina, sin importar el país donde se encontrasen.
La mañana del lunes 10 de septiembre de 1973, en su condición de ministro de Defensa, Orlando Letelier se reunió con el Comandante en Jefe del Ejército, Augusto Pinochet, quien, según narrara el propio Letelier ante la Comisión Internacional de la Junta Investigadora de los Crimenes de la Junta Militar en Chile en Ciudad de México en 1975, “hizo alarde de sus condiciones democráticas, de sus sentimientos de admiración y lealtad al Presidente Allende y de su decisión de cumplir con su juramento de soldado de defender hasta las últimas consecuencias la Constitución y la persona del Presidente de la República”. El propio dictador declaró posteriormente que, dos días antes, había discutido un documento con uniformados de otras ramas, mediante el cual se comprometía a participar “en la conjura destinada a quebrar la Constitución, a asaltar el poder y ocupar Chile por las armas”, puntualiza Letelier.
Menos mal que septiembre llega a su fin… Se me hace difícil tragar este mes del año, sumido en la ambivalencia de las fiestas patrias y La Moneda en llamas. Recordando a los mártires de la Unidad Popular y su mensaje de justicia y esperanza, me acercó con más optimismo a fin de año.
ERRECÉ

viernes, septiembre 8

Máximo tribunal, mínima justicia

Nuevamente la justicia se burla de la pobreza, desde los tupidos sillones de la Corte Suprema, confirmando lo que Mario Palestro exclamó a comienzos de los 70: “Son unos viejos momios de mierda”. El máximo tribunal confirmó la tesis del suicidio en el caso Soto Tapia, a pesar de las innumerables pruebas que desdecían tal barbaridad. La familia del conscripto ha debido esperar 10 años para oír una respuesta tan poco creíble. La causa de muerte quedó como “indeterminada”, pues los restos óseos no permiten mayores análisis. En nada quedaron las condenas de 15 años y un día que el ministro en visita Patricio Martínez, dictó contra los 3 conscriptos que –según su investigación- habían golpeado a Soto hasta la muerte.

Con un sitio del suceso alterado, la complicidad del Ejército y ahora de la justicia, nada pudo hacerse para dignificar los resultados de la investigación.

Conocí a la familia del soldado por cuestiones laborales. Conversé varias veces con ellos, una en su humilde casa de San Felipe. Esos padres esperaban más asistencia de los tribunales, pero sabían que desde la pobreza no serían escuchados.

Los asesinos de Pedro deben estar recorriendo las calles de San Felipe o algún edificio militar, cargando para siempre con el funesto crimen sobre sus hombros. Mientras, la familia llora por décimo año consecutivo la muerte del hijo que creyó conveniente evadir la pobreza haciendo su servicio militar obligatorio y –a cambio- encontró la traición de sus pares, el silencio cómplice del Ejército y otra mariconada gigante de esos “viejos momios de mierda”.

miércoles, agosto 23

PASAJERO LOCE



¿Está muy cansada tu mochila?, le pregunté a un escolar que –sentado en la segunda fila de una micro con todos sus asientos ocupados-llevaba en el asiento del lado su morral. Me respondió nervioso y sin palabras; levantó su bolso y me senté. Andar en micro siempre es toda una experiencia. Me incomoda, por ejemplo, subirme a una micro absolutamente vacía, me siento extraño, falto de gente, por lo que acostumbro cambiarme de asiento varias veces para mirar por ventanas distintas, hasta que el vehículo comienza a llenarse de pasajeros. Las micros demasiado llenas son –evidentemente- incómodas, pero llevan consigo una mayor cantidad de historias. Quedar cerca del timbre en una con exceso de pasajeros de pie se traduce en tener que tocarlo unas 18 veces antes de bajarse, a solicitud de cada tipo que quiere descolgarse del metal amarillo y no alcanza el botón. Generalmente, mientras ando en micro escucho música, algo del folclor o un poco de blues. Se hace más corto el viaje. Y si voy cómodo, saco algún libro, lo que efectivamente reduce de modo notorio el tiempo de viaje.
También hay viajes notables, como el que relate en un post anterior con McCartney y travestis incluidos; y otros demasiado desagradables, como viajar con un huevón cabeceando al lado tuyo, un tipo muerto de sueño que cada tanto te apoya la cabeza en el hombro, babea un poco y, si no tiene empacho, ronca.
Me gusta escuchar a los cantores de las micros, excepto a los que creen que hacen música, rapeando unas letras que con cueva riman. También me gusta cambiar una gamba por un helado en verano o un chocolate en invierno; escuchar conversaciones ajenas inventándoles historias a los pasajeros; mirar fijo a algunas personas, buscando incomodarlas, sólo por huevear. La cuestión es matar el tiempo que paso arriba de las micros…y resulta.
Cuando me levanté para bajarme, el escolar con cara de LOCE seguía al lado mío. “Me das permiso”, dije. “Claro”, me respondió. “No estoy hablando contigo, sino con tu mochila”.
ERRECÉ

lunes, agosto 14

DÈMIAN FUE AL MÉDICO

Las cosas cambiaron radicalmente. Con mi pareja decidimos llevar a Dèmian a un médico veterinario para que además de guiarnos en la crianza del felino, revisara el peluche (así lo llamó). Lo tomó de buenas a primeras, lo revisó entero. "Es un gato atípico", dijo la doctora Karin. El traslado había sido terrible. Luego de ponernos un pequeño troncho mañanero, nos armamos de valor para -haciendo algo que no quisiéramos- meter a Dèmian en una caja y cerrarla, al son de sus quejidos y pataleos. Lloró y se lamentó tres cuadras, pero mi mujer pudo controlarlo hablándole en lenguaje gatuno.
La doctora dijo que si le teníamos miedo nunca sería un gato integrado. Tómenlo, acarícienlo, jueguen con él todo el rato, nos decía la menuda mujer. En la consulta lo tomé por primera vez, pero cuando llegamos de regreso a la casa todo había cambiado. Démian salió de su caja, recorrió la casa y lo cogimos en brazos. Desde entonces Démian no se nos despega, camina detrás de nosotros todo el día, duerme (a veces) en nuestra cama. No para de jugar y curiosear por su (nuestra) casa. Ha sido lo máximo comprenderlo y verificar su absoluto cambio de comportamiento. Creo que la doctora tiene razón, el gato es un peluche y ya comienzo a tratarlo como a un niño, a uno simpático claro, porque hay niños que no se asemejan en nada al sinpar Dèmian.
ERRECÉ

PD: Dèmian me hipnotiza; ¿me estaré poniendo medio huevón?
PD2: no respondan con la talla fome (¿MEDIO?)

jueves, agosto 10

DÈMIAN


Tenía unos 8 años cuando comencé a manchar mi conciencia, persiguiendo gatos, encerrándolos, molestándolos, en fin, interrumpiendo su apacible vida felina. Antes de cambiarme de casa, cuestión que se concretó hace dos semanas, habíamos decidido con mi pareja tener una mascota. Desde entonces, me concentré en la idea de adquirir un gato y reflexionando llegué a la conclusión de que sería una forma de pagar una deuda social con ellos.
Un domingo fuimos a una estación de metro a buscar a nuestro gato que alguien nos regalaría luego de un contacto virtual. Estaba nervioso, porque nunca había tenido uno y porque no imaginaba cómo sería tenerlo y cuidarlo. Dèmian llegó a nuestras vidas con un gruñido feroz, apenas la mujer abrió la caja de comida china en que lo transportaba. No pude evitar abrir los ojos automáticamente, no arrepentido, pero sí preocupado por el nivel de bestia con el que nos estábamos metiendo. No abrimos la caja en todo el recorrido hasta nuestra casa, pensando también en el profundo ruido del tren subterráneo, que seguramente terminaría por estresar al pequeño animal. Con dos meses y medio, nos costó horas que saliera de su caja cuando regresamos. Cuando por fin decidí vaciar su incómodo, pero seguro refugio, Démian chilló indignado y de un salto regresó a la irónica caja de comida china.
Minutos después volví al ataque y vacié la caja. Dèmian huyó por la casa buscando un sitio seguro, pero rápidamente se arrinconó en una pared del living. Decidimos entonces traer todo lo necesario hasta su nuevo dormitorio. Su caja cama, sus envases con agua y comida y –muy importante- su cubeta de arena. Los dos primeros días no comió, pero al tercero empezó a bajar el nivel de pelets del recipiente y comenzaron a aparecer pequeños, compactos e inoloros excrementos dispuestos ordenadamente sobre su piscina de arena. Primera etapa, superada.
Recién se cumplirá una semana desde que llegó nuestro nuevo huésped y ya eligió su lugar preferido. Le gusta permanecer horas detrás de la cocina, se nota que tiene miedo, sea porque lo separaron de su madre, sea porque sus nuevos dueños son gigantes a su lado. La cosa es que acercarse a Dèmian es de terror, maúlla insistentemente, gruñe, estira las uñas y se retuerce. Pero me cae bien esta mascota, porque su independencia me permite ignorarlo si se pone demasiado huevón, come lo que quiere y cuando quiere y caga en un lugar predeterminado sin ensuciar el resto de la casa. En las noches maúlla y pasea por todos lados y se esconde en los lugares más impredecibles.
Siento que Démian se “tomó” la casa y que talvez no sea un gato juguetón, pero ya me metí en esto y debo asumirlo tal como asumía los malos ratos que les hice pasar a sus congéneres hace ya 20 años.

ERRECÉ
PD: cualquier consejo o truco para que se ponga más buena onda, bienvenido.

martes, agosto 1

Proclama del Comandante en Jefe al pueblo de Cuba

Transcribo a continuación el mensaje del comandante Fidel Castro a su pueblo en momentos en que deja el poder provisionalmente, debido a su delicada salud. Esperando su recuperación y la continuación del histórico proceso revolucionario de Cuba, hago una pausa en este blog y cedo la palabra al genio político.
ERRECÉ
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Con motivo del enorme esfuerzo realizado para visitar la ciudad argentina de Córdoba, participar en la Reunión del MERCOSUR, en la clausura de la Cumbre de los Pueblos en la histórica Universidad de Córdoba y en la visita a Altagracia, la ciudad donde vivió el Che en su infancia y unido a esto asistir de inmediato a la conmemoración del 53 aniversario del asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, el 26 de julio de 1953, en las provincias de Granma y Holguín, días y noches de trabajo continuo sin apenas dormir dieron lugar a que mi salud, que ha resistido todas las pruebas, se sometiera a un estrés extremo y se quebrantara.
Esto me provocó una crisis intestinal aguda con sangramiento sostenido que me obligó a enfrentar una complicada operación quirúrgica. Todos los detalles de este accidente de salud constan en las radiografías, endoscopías y materiales filmados. La operación me obliga a permanecer varias semanas de reposo, alejado de mis responsabilidades y cargos.
Como nuestro país se encuentra amenazado en circunstancias como esta por el Gobierno de los Estados Unidos, he tomado la siguiente decisión:
1) Delego con carácter provisional mis funciones como Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba en el Segundo Secretario, compañero Raúl Castro Ruz.
2) Delego con carácter provisional mis funciones como Comandante en Jefe de las heroicas Fuerzas Armadas Revolucionarias en el mencionado compañero, General de Ejército Raúl Castro Ruz.
3) Delego con carácter provisional mis funciones como Presidente del Consejo de Estado y del Gobierno de la República de Cuba en el Primer Vicepresidente, compañero Raúl Castro Ruz.
4) Delego con carácter provisional mis funciones como impulsor principal del Programa Nacional e Internacional de Salud Pública en el Miembro del Buró Político y Ministro de Salud Pública, compañero José Ramón Balaguer Cabrera.
5) Delego con carácter provisional mis funciones como impulsor principal del Programa Nacional e Internacional de Educación en los compañeros José Ramón Machado Ventura y Esteban Lazo Hernández, Miembros del Buró Político.
6) Delego con carácter provisional mis funciones como impulsor principal del Programa Nacional de la Revolución Energética en Cuba y de colaboración con otros países en este ámbito en el compañero Carlos Lage Dávila, Miembro del Buró Político y Secretario del Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros.
Los fondos correspondientes para estos tres programas, Salud, Educación y Energético, deberán seguir siendo gestionados y priorizados, como he venido haciéndolo personalmente, por los compañeros Carlos Lage Dávila, Secretario del Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros, Francisco Soberón Valdés, Ministro Presidente del Banco Central de Cuba, y Felipe Pérez Roque, Ministro de Relaciones Exteriores, quienes me acompañaron en estas gestiones y deberán constituir una comisión para ese objetivo.
Nuestro glorioso Partido Comunista, apoyado por las organizaciones de masas y todo el pueblo, tiene la misión de asumir la tarea encomendada en esta Proclama.
La reunión Cumbre del Movimiento de Países No Alineados, a realizarse entre los días 11 y 16 de septiembre, deberá recibir la mayor atención del Estado y la Nación cubana para celebrarse con el máximo de brillantez en la fecha acordada.
El 80 aniversario de mi cumpleaños, que tan generosamente miles de personalidades acordaron celebrar el próximo 13 de agosto, les ruego a todos posponerlo para el 2 de diciembre del presente año, 50 aniversario del Desembarco del Granma.
Pido al Comité Central del Partido y a la Asamblea Nacional del Poder Popular el apoyo más firme a esta Proclama.
No albergo la menor duda de que nuestro pueblo y nuestra Revolución lucharán hasta la última gota de sangre para defender estas y otras ideas y medidas que sean necesarias para salvaguardar este proceso histórico.
El imperialismo jamás podrá aplastar a Cuba.
La Batalla de Ideas seguirá adelante.
¡Viva la Patria!
¡Viva la Revolución!
¡Viva el Socialismo!
¡Hasta la Victoria Siempre!
Fidel Castro Ruz
Comandante en JefePrimer Secretario del Partido y Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros de la República de Cuba.
Julio 31 del 20066 y 22 p.m.

martes, julio 25

¿LA DERECHA SOLIDARIA?

¿A alguien le calza “solidaridad” con “derecha”? ¿Alguien cree realmente que los aliancistas están por defender a los trabajadores, eliminando los abusos del empresariado? Saco a colación estas interrogantes cuando el debate en torno a la reforma previsional está encendido. Las propuestas de la Comisión Marcel están siendo estudiadas por el Comité Interministerial que deberá presentar el proyecto de ley para su discusión parlamentaria. Pero las voces políticas ya han lanzado sus ideas complementarias al informe del Consejo Asesor Presidencial. Mientras el bloque progresista de la Concertación puso el acento en el pilar solidario y en la creación de una AFP estatal; la derecha cree oportuno que se entregue un subsidio estatal a las mujeres trabajadoras para completar sus magras pensiones. Además, los herederos de la dictadura plantean la OBLIGACIÓN de que los trabajadores independientes coticen en las Administradoras de Fondos de Pensiones. Este último punto me parece aberrante desde el punto de vista político, porque es tan evidente que los propietarios de las AFP son del mismo grupo de legisladores momios que buscan seguir enriqueciéndose. No les bastó con saquear el Estado en los años 80, ahora quieren que los particulares depositen parte de sus sueldos –por boleta- en los fondos para la vejez. ¿Por qué debemos pensar en la vejez obligatoriamente, si mi ideal es vivir precisamente hasta los 65 años? Una amiga me comentaba hace algunos días que está vendiendo planes de AFP para obtener recursos adicionales. Sólo le planteé la posibilidad de que se muriera al día siguiente de jubilar y se aterrorizó por el destino que tendrían los millones de pesos acumulados durante años de cotización.
Es un dato de la causa que mientras la izquierda busca darle protagonismo al Estado dentro de las actuales perspectivas de desarrollo con el modelo económico liberal ya instalado, la derecha busca reducir su tamaño, dejando a la “mano invisible” hacer el resto, una mano ni tan invisible, pues son ellos los especuladores que manejan el mercado. No se puede obligar a los trabajadores independientes a cotizar, lo más que se puede hacer es incentivar su ingreso al sistema previsional, como planteó la comisión de expertos. Pero la derecha no quiere perder ni un peso susceptible de ser invertido y multiplicado por millones para el bien de los empresarios, porque luego los cotizantes no verán un peso más allá del reajuste de sus pensiones. ¿Hasta cuándo seguirán robando los ahorros de generación tras generación? Todos estos inventos financieros previsionales fueron creados por los ladrones del régimen de Pinochet que creen que pueden seguir haciendo y deshaciendo con los recursos particulares. Critican la regulación del Estado, pero resulta que cuando estemos abandonados a la deriva ¿serán los empresarios nuestros defensores, serán ellos los que recuerden la tan mentada solidaridad y nos tiendan una mano para sacarnos de las tinieblas antes de caer en el abismo de la miseria? ¿será la derecha la que permita que mejoren las condiciones laborales y se haga justicia con cientos de miles de compañeros explotados? No señor, seremos nosotros los únicos responsables de nuestra suerte y somos nosotros los llamados a detener el robo legitimado por el actual sistema. Por eso no deja de ser relevante que se cree una AFP estatal que proteja con visión de Estado los fondos particulares, que en vez de ser invertidos para enriquecer al empresariado, podrían servir para sumar y mejorar los planes sociales y de superación de pobreza en Chile que –hasta ahora- son puestos como ejemplo para el mundo por organismos internacionales.
ERRECÉ

martes, julio 18

EL CHAMPAÑAZO

Cuando me enteré, me dio exactamente lo mismo, ni siquiera se me pasó por la cabeza un cuestionamiento moral a la decisión. Sí me pregunté cómo reaccionarían mis padres cuando supieran que mi hermana menor estaba pololeando con mi primo hermano, dos años mayor que ella. Nadie sabe a ciencia cierta cuándo comenzó el idilio consanguíneo, y nadie criticó la decisión final de estar formalmente juntos, compartiendo placeres y apellidos.
Todos se habían enterado desde que, de un tiempo a esta parte, mi hermana y su primo comenzaron a frecuentar reuniones familiares, salidas a bares y casas de otros primos, reventones de alcohol y comida, y otras “salidas a terreno”. Rápidamente se corrió la voz: los primos andaban en “algo”. No recuerdo si mi hermana me contó literalmente, pero sé que no hizo falta, pues además de notorio, había una mirada tácita en ella que quería decirme lo que con palabras se dificulta. ¿Cómo chucha le digo a los viejos?, me preguntó. De frente y sin respirar, pensé, creyendo que de todas formas, el conservador de mi padre le gritaría un rato y pensaría que su sobrino, el hijo de su hermano era un degenerado.
Pasamos dos o tres semanas riéndonos de la futuras “colas de chancho” y de esto de ser cuñado de mi primo, y que su tío era su suegro y que, en fin, todo el parentesco tradicional se había ido a la mierda. Admito que me gustaba la idea, por rara o simplemente por “antinatura” y no sólo quería, sino que debía estar presente (por petición de mi hermanita) cuando les dijera a mis padres que se estaba sirviendo su sangre en un plato familiar. El primer intento fracasó debido a una mala pelea entre ellos y yo, con la defensa directa de mi hermana. Doblemente endeudado, estuve presente cuando, 72 horas después, se decidió a contar su secreto de familia. Sólo faltaba que los viejos supieran, porque todos, absolutamente todos sabían del idilio.
“Papá, estoy pololeando con mi primo”, “¿Pero cómo, si es tu primo hermano?”, replicó mi padre, para luego agregar que sólo le parecía extraño, pero lo aceptaba. No sólo eso. Dos días después, el pololo-primo apareció en el departamento “dando la cara” a sus tíos-suegros. Mi padre se puso contento, dichoso, incluso cuando yo ya me retiraba, culminando mi apoyo moral, sacó una botella de champaña que permanecía guardada en el refrigerador desde que supo que su hija menor se había involucrado con su sobrino. Nunca fui testigo de nada igual, mi padre conservador, de derecha, católico y muy jodido, aceptaba de buenas a primeras aquella situación que si la hubiese considerado blasfema me hubiera parecido normal. Pero me desconcertó, sobre todo por la champaña, pues mi primo debe ser de los pocos que se fue de “champañazo” a las pocas semanas de iniciar tamaña relación.

PD: Si tengo sobrinos con cola de chancho, no me quedará otra que comprar afrecho y quererlos en su diferencia.
ERRECÉ

martes, julio 4

EL REY LAGARTO


“I am the Lizard King… I can do anything”
Jim Morrison
El 3 de julio se cumplieron 35 años de la muerte de Jim Morrison, y no quise dejar pasar la fecha sin rememorar la estructura mental de uno de los más influyentes personajes en lo que ha sido mi vida. Conocí la música de The Doors a mediados de los 80, cuando recién me acercaba a los diez años. La radio –aquellas intervenidas emisoras- tocaban los sabrosos “temas oreja” de la banda californiana. Así me fui prendando de “Light My Fire” y “Break on Trough”, clásicos de clásicos, que hasta hoy encienden mis pasiones. Pasaron los años y fui adquiriendo, primero en casetes, toda la discografía de Manzarek, Krieger, Densmore y Morrison, hasta completar una caja llena de cintas con los álbumes típicos y otros sacados de persas y ferias callejeras, que contenían conciertos en bares y presentaciones masivas. Compré videos en VHS y libros con poemas de Morrison, que todavía me causan fascinación. Leí y releí la historia de este hijo de militar, que sucumbió a la revolución de aquellos años y se entregó a lo que había más allá de “las puertas de la percepción”. Ya con 14 años, probé la marihuana, inspirado en una presentación en que Jim prendía un caño antes de cantar The End. Me volé poco, pero pasadas unas semanas aprendí a fumar yerbita y a explorar los recovecos de la mente. Me sentía conectado con el artista, pasaban los años y cada 3 de julio recordaba su pintoresca muerte, escuchaba e investigaba los mitos que la rodearon en París, lugar donde había huido de sí mismo. Leí y releí las traducciones de sus temas, impactándome con “Horses Latitudes”, en que James Douglas Morrison declama con profunda inspiración cómo los caballos son arrojados al agua en alta mar, cuando los barcos españoles debían alivianar peso por imprevistos del clima. Se nota el sufrimiento del poeta ante el dolor animal, en cada verso, en cada convulsión verbal.
Pasaron los años y soñaba con conocer el lugar donde yacía Morrison, buscando inspiración, conexión con el desgarbado personaje, lo que la sociología llama ídolo. Cumplí 17 años y terminé el colegio. Salí a estudiar a España y desde que lo planifiqué, estuvo entre mis panoramas (ya no sueños) visitar el mítico cementerio de Pere Lachaise, donde está sepultado el cuerpo de Jim Morrison, junto a próceres de la cultura como Wilde, Piaf, Balzac, Moliere, La Fontaine. Ya instalado en Madrid, aproveché la semana santa y me fui diez días con una mochila y unos cuetes de hachís a París. Me quedé en un hotel periférico a cinco estaciones de metro de Pere Lachaise. Apenas llegué al hotel, agarré un perno y me dirigí al cementerio. El portero me dijo en inglés que cerraban en media hora, así que corrí con el mapa en mis manos, donde un cuadrado rojo señalaba el lugar exacto donde estaban los restos de Morrison. Había algo de gente, caminé mientras me fumaba la resina y regresé a los pies de la tumba. No deja de ser conmovedor, 8 años después, encontrarse con la tumba de tu ídolo, que sólo habías visto en fotografías.
Durante el año que estuve en España, volví cinco veces a la tumba de Morrison, como un fanático. Regresé a buscar la inspiración, a buscar versos olvidados, me enchufaba un reproductor de cd en las orejas y volaba (ya no sólo con ayuda de estimulantes) volaba lejos, me sentía relajadísimo y afortunado, mirando ese trozo de fierro con el nombre del cantante, mientras en mis oídos se cerraba la función con un “This is the end, beautiful friend”. Morrison me mostró la silenciosa revolución de la libertad, me mostró los poemas más preciados y simples, me enseñó a buscar nuevas percepciones, y hoy, a 35 años de su muerte, y a 20 de mi enganche con sus letras, todavía me causa emoción reordenar sus discos (ahora en cd, algunos en vinilo) releer sus libros, sus biografías. Por supuesto estuve en el recital que dieron sus ex compañeros en el Velódromo del nacional. Sorprendente. Ojalá pasen los años y pueda seguir descubriendo pasiones entre la empolvada historia de mi único ídolo, el Rey Lagarto.
ERRECÉ

martes, junio 27

Chucha… nos cambiaron de país


¿Qué pueden tener de nazi los morenitos que últimamente han copado las portadas de los diarios con llamados de violencia y destrucción? ¿Qué pueden tener de arios esos morochitos chilenos que visten cueros y bototos y se tatúan svásticas y cruces de malta? ¿Qué ideología persiguen aquellos que salen a ‘barrer’ para terminar con los ‘cabezas negras’ en este Chile tan nórdico? Chucha… nos cambiaron de país, o sea, es inaudito que existan nazis en Chile. Pueden haber seguidores de la ideología nazi, pero nazis nazis no lo creo, porque hasta ahora ningún representante que haya salido en televisión instando a la violencia tuvo pinta de nacionalsocialista, más allá de los parches que lucen en la ropa. Si un verdadero nazi se los topara en la calle, la pateadura sería de exposición, por querer representar a la ‘raza pura’ con esa cara de mestizo, con ese rostro de mezcla quiltra de esta pintura latinoamericana… a mucha honra, debiera agregar, pero me arriesgo a un tiro en mi cabeza por parte de estos seres supremos, que con cueva saben articular frases… ¡Qué pena que este país les de cabida a estas oscuras facciones del pasado!
ERRECÉ

martes, junio 13

La puta y el cantante

Me gusta caminar y a veces exagero en la prolongación de mis rutas. Cuando estuve cesante, solía caminar hasta tres y cuatro horas, rumbo a ninguna parte, atravesando Santiago, pensando en nada y en todo a la vez. Anochecía y ponía fin a mi caminata, para regresar en micro o metro.
En uno de esos retornos, decidí devolver sobre mis pasos hasta donde me diera el cuerpo y me topé con una prostituta que me pidió fuego y me ofreció sus servicios. Sólo accedí a encenderle su pucho trasnochado y conversar unos pocos minutos con el hombre con tetas. Era simpático, hablaba bastante bien y fumaba como una dama. Ya era tarde y las micros comenzaban a desaparecer de las avenidas, por lo que me despedí de la patinadora y esperé locomoción.
Tuve suerte, porque pasó justo la micro que había esperado toda mi vida… ingresé a un mundo surrealista de amistad automática y fiesta sobre ruedas. Tras pagar mi pasaje, el sonido carraspeante de los Beatles invadió mi memoria. Al centro del pasillo, un cantante rasgaba su guitarra, encendiendo los ánimos de los cinco o seis grupos que viajaban a bordo. Como si se tratara de un espectáculo esperado por todos, empezamos a cantar SIN EXCEPCIÓN con el Mcartney criollo, batiendo palmas y acompañando los coros. El cantante se encendió mucho y accedió una tras otra a las peticiones de más temas. Al tercer single, increíblemente, comenzaron a salir botellas de pisco, cajas de vino, petacas de licor, y cada grupo brindó por separado. Fue algo muy extraño, pero me sentí como dentro de una fiesta, bebí de la petaca de mi ocasional compañero de butaca, y conversamos mientras Paul seguía cantando. Todos bebían y cantaban en esa micro única e irrepetible, que hizo olvidar mi amarga cesantía.
Y así me bajé del bus, con la sonrisa dibujada, pensando en lo fácil y automático que resulta sentirse feliz, aunque sea durante pálidos minutos, y olvidar, olvidar que somos seres individuales, egoístas y egocéntricos. La puta y el cantante fueron los protagonistas de esa noche mágica, en que ni siquiera tenía planeado beber. El cantante se bajó pocas cuadras antes que yo, tras haber brindado el recital más aplaudido de su callejero deambular musical… y el más regado. Debo reconocer que me impresionó que todos los grupos de pasajeros hayan llevado consigo algo para beber y que el espíritu generoso de la soledad haya hecho repartir el licor entre todos los que esa noche nos sumergimos en un minuto de fantasía palpable e inigualable.

PD: ahora tengo trabajo y camino mucho menos… ando mucho en micro, pero jamás volví a ver a ese “beatle”, y lo peor es que sólo me ha tocado oír pésimos representantes del folclor colectivo.

viernes, junio 9

¿TERRORISTA YO?

“El señor George Bush es el primer fascista
y cualquier extranjero es sospechoso terrorista”
Nash Scratch
Leo con espanto que los soldados estadounidenses han eliminado a Abu Musab al Zarqaui, el hombre más buscado de Irak, desde la cruenta invasión, que acabó con la premisa democrática de la autodeterminación de los pueblos. Se trataba de eliminar a un “peligroso terrorista” en nombre de la paz y el orden mundial que quiere imponer el Tío Caimán. Estoy en desacuerdo con las políticas que Hussein aplicó a su pueblo, pero no deja de ser absurdo que el gigante del norte busque terroristas en el resto del mundo, cuando tienen sentado al más peligroso de todos en la Casa Blanca, por estos días escenario de las reuniones entre Michelle Bachelet y el susodicho Bush.
Recuerdo con gran placer cuando Ricardo Lagos le hizo una gigante tapa a la invasión de los gringos, dejando en evidencia su carácter pacífico y dialogante.
Me causa indignación cuando los gringos se autodenominan el país más democrático del mundo, habiendo sido los únicos que lanzaron la bomba atómica, dejando una estela de muerte y radiación en la ahora próspera Hiroshima. Por eso no dejó de causarme gracia el derrumbe de sus putas torres gemelas, aunque de inmediato supe que vendría la guerra declarada contra un enemigo tan invisible como impalpable. “Terrorismo” lo llamaron, así sin apellido, y de esa forma se lanzaron a la lucha contra el mundo que no se ajuste a los cánones ultracapitalistas.
Por eso me espanta la celebración por la muerte de Zarqaui, por eso me espanta que los criminales que dirigen el mundo desde el hemisferio norte invadan cada rincón del planeta, destruyendo los sueños de cada ciudadano libre, que barran con el planeta. Por eso, Latinoamérica debe unirse para hacer frente a la guerra ideológica del capital extranjero que quiere penetrar los mercados a costa de sangre y terror.
ERRECÉ